Cuentas con nuestro apoyo en este momento tan importante de tu vida. Traemos para ti toda la información y los cuidados que debes tener en cuenta para esta gran etapa.
Para llevar a feliz término tu embarazo, necesitamos de tu compromiso, responsabilidad y cuidado, son de vital importancia para llevar a cabo un buen desarrollo del feto en el vientre materno, un nacimiento sin complicaciones y una madre sana, siguiendo de cerca el embarazo con un Control Prenatal cada mes o según recomendación médica.
Si tú estás segura de estar embarazada, pide una cita en tu IPS para iniciar tu Control Prenatal, al que debes asistir durante el periodo de gestación e incluso en el postparto. Es ideal comenzar los controles prenatales, las primeras diez semanas de gestación.
Si aún tienes dudas de estar embarazada, dirígete a tu IPS y solicita una prueba de embarazo con la que, además de confirmar tu estado, podremos garantizar el inicio temprano del acompañamiento en esta etapa.
En el Control Prenatal se determinan los posibles riesgos, se definen los tratamientos que debes seguir, los complementos vitamínicos y las vacunas necesarias, además de ser un espacio donde se brindan recomendaciones para mantener la buena salud de la madre y del bebé.
Una vez ingreses al programa, las citas de control serán asignadas directamente en la IPS, donde continuará tu atención, según la periodicidad definida por el profesional que te atiende de acuerdo con la evolución de tu embarazo. Acude cumplidamente a tus controles y al programa educativo y aprovecha estos contactos para resolver las dudas sobre tu embarazo y el parto con el equipo de salud.
Durante tu embarazo sigue las indicaciones del equipo de salud.
Conocer los cambios físicos que ocurren en tu cuerpo durante el embarazo, te dará tranquilidad y te ayudará a reconocer oportunamente cualquier desviación en tu estado de salud.
Cada etapa del embarazo trae consigo cambios emocionales. Para entenderlos, es importante diferenciar dos conceptos:
Todas las emociones que experimentes son absolutamente normales, acéptalas y busca ayuda si sientes que no sabes como manejarlas.
Durante la gestación se pueden presentar estados y reacciones emocionales cuya intensidad depende de factores como la personalidad de la mujer gestante, su madurez, el apoyo familiar y el estrés diario, entre otros.
Estos cambios se dan según el trimestre:
Primer trimestre
- Cambios en los hábitos de alimentación, preocupación y malestar por la aparición de síntomas como náuseas, vómitos, inapetencia y pérdida de peso.
- Temor a los exámenes médicos y sentimiento de pérdida de la intimidad.
- Miedo a perder el embarazo o a enfrentar problemas de salud del bebé.
- Sentimientos ambivalentes: alegría-miedo, deseo-rechazo, entre otros.
- Cambios repentinos en el estado de ánimo.
- Cambios en la actividad e interés sexual.
- Fantasías y sueños acerca del bebé.
- Necesidad de atención y apoyo.
- Estados de ansiedad asociados a situaciones o conflictos no resueltos antes de la gestación.
Segundo trimestre
- Emoción al sentir los primeros movimientos fetales.
- Sensación general de bienestar y plenitud.
- Sueños y fantasías sobre el bebé y sobre ser padres.
- Temor a enfrentar problemas de salud del bebé.
- Cambios corporales más visibles que pueden llevar a la disminución de la autoestima y la autoimagen.
- Aumento de interés y actividad sexual.
- Incremento de la dependencia hacia otras personas y hacia la pareja.
Tercer trimestre
- Excitación y ansiedad relacionada con el parto.
- Disminución del deseo y de la actividad sexual, asociado a la fatiga y expectativa frente al parto.
- Temor a que el bebé nazca con algún problema psíquico o físico.
- Ansiedad por comentarios de familiares o amigos.
- Aumento de la dependencia hacia otras personas y la pareja.
- Temor a no poder amamantar.
- Miedo a un parto prematuro.
- Expectativas frente al posparto y los cambios en la relación de pareja y en la familia.
Las emociones de mi pareja
Durante todo el embarazo experimentarás cambios emocionales que a veces te harán sentir abrumada. Procura mantener la calma, respira profundo y busca lugares cómodos de tu casa para recuperar tu tranquilidad, así como llegaron empezarán a desvanecerse.
Aunque algunos hombres se encuentran bastante preparados para asumir la paternidad, para muchos el inicio del embarazo puede ser una etapa confusa. Por un lado, se sienten felices y entusiasmados con la idea de ser padres y, por otro, empiezan a tomar conciencia de cómo este nuevo rol cambiará definitivamente sus vidas.
En algunos casos es posible que enfrenten un periodo de negación e incluso, en ocasiones, pueden llegar a ser considerados como "insensibles". Sin embargo, debes tener en cuenta que para ellos es más difícil tener conciencia de su paternidad pues a diferencia de las mujeres, ellos no sienten en su cuerpo los cambios físicos del embarazo ni comprenden los cambios emocionales que tu experimentas a lo largo del proceso.
En esta etapa se hace necesario establecer una comunicación clara y directa con la pareja respecto a cómo se siente cada uno y qué esperan del otro, para que puedan expresar de manera abierta y tranquila sus sentimientos y ajustarse a los cambios que se presentan.
La estimulación intrauterina es una forma de comunicación con tu bebé durante el embarazo. A través de ella se favorece su desarrollo físico, mental, emocional y social.
Estos momentos también son especiales para fomentar los lazos del resto de la familia (papá, hermanos, abuelos, tios) con el pequeño que está por nacer.
Hablarle de manera pausada y calmada, llamarlo por su nombre, describirle las actividades que realizan, el lugar donde vive, las personas que hacen parte de su familia, darle los buenos días y las buenas noches, son formas de estimularlo y expresarle lo importante que es y el amor que le tienen.
Escuchar los sonidos de la naturaleza ayuda al bebé a conectarse con el mundo exterior.
El bebé responde a la estimulación a través de sus sentidos:
Pueden hacer estos momentos más placenteros si ponen música con un volumen suave. Además papá y mamá pueden aprovechar este espacio para bailar y fortalecer su relación, teniendo siempre presente que al bailar se deben realizar movimientos lentos y suaves, que no generen riesgo de caídas o golpes.
Los bebés también desarrollan el sentido del tacto durante el embarazo. Sentarte en una silla o mecedora mientras acaricias tu barriga o das palmaditas sobre ella, es una forma de estimularlo.
Uno de los primeros sonidos que reconoce es la voz de mamá. Al avanzar el embarazo, también reconocerá la de papá y la de otros miembros de la familia.
Leerle en voz alta o cantarle también son actividades que estimulan y transmiten emociones positivas al bebé, además de ser actividades que se pueden realizar en familia.
Al bañarte, deja que el agua de la ducha caiga directamente sobre tu barriga. Esto no solo genera sensación de bienestar y paz para ti, sino que beneficia y estimula a tu bebé. También puedes destaparte la barriguita unos segundos para tomar un poco el sol. Recuerda aplicarte bloqueador o protector solar y evita la exposición entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
Asistir cumplidamente a tus citas del programa de control prenatal, minimiza la aparición de posibles riesgos que puedan presentarse durante esta etapa. Aun así, es importante que conozcas los signos de alarma y acudas oportunamente a urgencias.
Algunas infecciones que se presentan antes o durante el embarazo, pueden afectarte a ti y a tu bebé, causando enfermedades graves que pueden tener consecuencias para toda la vida. Te invitamos a cuidar de ti y de tu bebé siguiendo estos consejos:
Virus del Zika
El virus del Zika puede pasar de la madre al bebé durante el embarazo o cerca del momento del parto y causarle daños cerebrales graves. Por eso, siempre que sea po-sible, evita viajar a zonas endémicas para Zika. Si vives o debes viajar a una de ellas, te recomendamos:
La actividad física es indispensable para la salud, el bienestar y la calidad de vida. Sus beneficios son innumerables: contribuye al control del peso, mejora el ritmo cardiaco, ayuda a controlar la presión arterial, mejora la postura, el equilibrio y contribuye con la relajación y la dismución del estrés.
Durante el embarazo, es conveniente realizar actividad física, siempre que no haya alguna indicación médica que te lo impida.
Acciones tan sencillas como bajarte del bus unas cuadras antes, caminar al mercado, disfrutar actividades como bailar, caminar o nadar, pueden marcar la diferencia. Recuerda que icada movimiento cuenta! Sin embargo, es importante que evites realizar actividades o practicar deportes que impliquen riesgo de caídas, golpes o movimientos bruscos.
En esta etapa la actividad física y el ejercicio te ayudan a fortalecer los músculos que usarás en el parto como los del abdomen, la pelvis y la parte baja de la espalda; a mejorar tu postura y aliviar molestias en la parte posterior de tu cuerpo, provocadas por el peso del vientre; a mantener una buena circulación, evitar calambres en las piernas y oxigenar mejor tu sangre y la del bebé.
Ten presente que para empezar a moverte es necesario tener un calentamiento inicial, una fase central de ejercicio moderado y finalizar la actividad con una etapa de reposo:
Calentamiento: puedes caminar, moverte en diferentes direcciones, mover brazos y piernas buscando elevar la temperatura corporal y disponer tu cuerpo para la actividad.
Actividad central: ten en cuenta que debes empezar con pocas repeticiones de cada ejercicio y a medida que logres la adaptación, podrás aumentar el tiempo y el número de las mismas, sin excederte.
Fase final: para volver a la calma una vez terminada la actividad física puedes realizar ejercicios de respiración, masajes y estiramiento muscular.
Te compartimos un video con ejercicios para embarazadas en los primeros trimestres de la página Embarazo & Bebés. Ingresa y disfruta.
Para embarazos en los que el equipo de salud identifica factores de riesgo de importancia, la frecuencia de los controles se define de manera individualizada y es probable que se establezca una fecha específica para la inducción del parto o para la realización de una cesárea, en caso de que sea indicada.
Hacia el tercer trimestre es normal que percibas el inicio de contracciones que generalmente se producen de forma irregular, algunas pueden ser más fuertes que otras, pero son de corta duración, desaparecen por periodos largos e incluso con el reposo. Estas contracciones de "prueba" se conocen como contracciones de Braxton Hicks, ocurren como preparación del útero para el parto y por eso tienden a ser más frecuentes hacia el final del embarazo.
Cuando las contracciones aumentan en frecuencia, intensidad y duración, y se ha desencadenado el verdadero trabajo de parto, el cuello comienza a dilatarse para permitir la salida del bebé. Al comienzo o durante el trabajo de parto, el saco amniótico que es la membrana que contiene el líquido que protege al bebé en el útero, se rompe (es lo que se conoce como "romper la fuente").
En un embarazo que se desarrolle con un riesgo normal, la periodicidad de los controles prenatales debe ser mensual hasta la semana 36 y quincenal a partir de esa semana y hasta el momento del parto. Si para la fecha probable de parto aún no ha nacido tu bebé, es importante que tu médico realice una evaluación presencial para definir el momento y las condiciones en que debe presentarse el parto.
En general, el trabajo de parto es un proceso que toma su tiempo y en la mayoría de los casos, los primeros signos que indican que el nacimiento se acerca, pueden ser imperceptibles para ti. Sin embargo, a medida que llega el momento, serás más consciente de los cambios que sufrirá tu cuerpo como preparación para el parto.
Cuando te acercas a la fecha probable de parto, estas contracciones se hacen más frecuentes y regulares, más intensas y duraderas. A su vez, el cuello del útero comienza a adelgazarse (etapa conocida como borramiento), se hace más blando y corto. Es posible que percibas un aumento de la secreción vaginal que puede tornarse rosada o acompañarse de pintas de sangre. En esta etapa también es frecuente que la cabeza del bebé empiece a encajarse en la pelvis, lo que podrías percibir como un cambio en el tamaño y la forma de tu abdomen.